Muchas veces nos vemos inmersos en tratar de comunicar lo que deseamos y queremos, de la mejor forma, respetando a los demás. Algunos autores han determinado algunas características para definir las personas asertivas cómo que se respeta a sí misma y respeta al otro, sabe decir estas cosas de manera adecuada rechazando las peticiones sin sentirse culpable por esto, es autónoma e independiente, asume sus errores y acepta sus limitaciones, tiene buena autoestima, se comunica de manera eficaz y sobre todo es proactiva. La asertividad como habilidad social puede construirse y se vincula a nuestra personalidad desde edades tempranas del desarrollo.
Algunas personas piensan que ser asertivo es tratar con agresividad al otro, decir las cosas sin pensar y sin respeto pero es importante definir nos como una persona asertiva dando y lo mejor de nosotros sin necesidad de invadir nuestros espacios y generar disputa al respecto.
Como dice Nelly en 1998 la asertividad no es sinónimo de egoísmo, ni agresividad, sino el derecho de expresar la opinión de uno, aunque sea posible que no se tenga razón y respetando los derechos o puntos de vista de los demás
En la adolescencia, cuando nos encontramos formando nuestra personalidad se evidencia la lucha en el medir hasta qué punto en una relación podemos llegar, hasta qué punto podemos tocar el otro sin agredirlo, respetando sus características sus individualidades y sus necesidades.
Es importante aclarar que no queremos conductas ni pasivas, ni agresiva. Conductas que acepten todo, sin manifestar lo que se piensa, lo que se desea, o una opinión. Ni tampoco aquellos que invaden todo el espacio del otro, sin respetar sus derechos sus formas de pensar y su espacio para definir situaciones que sólo incumben a esa persona.
Durante la adolescencia el ser humano presenta numerosos cambios que le afectan de diferentes formas, no sólo en la parte del desarrollo biológico, sino del pensamiento, obviamente de las relaciones y el adolescente lucha por generar su propia personalidad, su propia identidad.
En esta época se establecen los parámetros de la asertividad, donde el adolescente se conoce, se acepta y ante la aparición de amigos, de novias, se ven en juegos cuestionando sus valores, sus principios y marcando su criterio es la forma en que se va forjando su personalidad. Así mismo, se manifiestan sus puntos de vista sobre la realidad social en la que vive y se desarrolla sobre la relevancia de sus opiniones acerca de los aspectos culturales y políticos. Además, se vincula a estas experiencias de cambio, un control sobre sus propias emociones, que le van a permitir que desarrolle esa individualidad, pero vinculado dentro de un contexto psicosocial.
En la medida en que se van estableciendo estos parámetros el ser humano va adquiriendo una mayor responsabilidad sobre sí sobre y lo que realiza le permite establecer sus vínculos sociales laborales, permitiéndole discernir sobre su parte ética, en lo que está bien y está mal.
En la medida que la adolescente va cambiando va aceptando todos estos cambios biológicos su pensamiento y su capacidad para relacionarse con otros también se encuentra en roles que le facilitan ir desarrollando habilidades sociales, madurar y crecer e ir estableciendo un fuerte ser.
Algo que es claro, es que el adolescente solo entenderá realmente lo que está sucediendo en su espacio, lo que está favoreciendo su yo, sus momentos, cuando defina claramente lo que quiere, lo que desea y le permita manifestarse acordé con lo que está viviendo. La gente encuentra dificultades para manifestar sus sentimientos hacia si, hacia sus padres, más no es tan difícil manifestarlo con sus compañeros, ya que los sienten próximos, e iguales a si mismo, mientras que con sus padres pueden sentirse rechazados, subestimados, humillados.
La socialización y las habilidades sociales son supremamente importantes para el adolescente. El adolescente requiere ser sentirse parte de un grupo, sentirse parte de un momento y lugar donde pueda manifestar todo lo que sea lo que quiere y sus gustos. Esta madurez social influye sobre el modo en que resuelve sus necesidades, la seguridad, la intimidad, la seguridad y sobre todo lo que siente por sus padres estos esto dice vianey Hernández 2008.
La autoestima juega un valor súper importante en esta parte del desarrollo, ya que en la medida que el niño pasa a joven y que el joven se quiera y se respete, así llegaár a respetar a otros. Por lo que hay que formarlos para el respeto, para que aprenda a decir no, a que aprenda a ser responsable de sus acciones, que respeta a la autoridad, sin que esto implique perder su individualidad, la comunicación con los adultos y el joven adolescente tenga en cuenta sus derechos y los de los demás, siendo esto básico para que se permitan las conductas asertivas al momento de llevarlo a su grupo social, su grupo educativo y más adelante su grupo laboral.
Muchos conceptos sobre sí mismo, ideas irracionales: si no me aceptan, no me quieren, no vivo. En estos comportamientos pasivos agresivos pueden llevarlos a disminuir la asetividad. De ahí la importancia que tempranamente se guíen, se orienten, se den las bases y evitemos que se generen personas en cualquiera de estas dos características, ya sea pasivas o agresivas. Por eso el respeto por los derechos asertivos es importante. Se deben dar las pautas para que el adolecente maneje y defienda sus derechos, para que pueda aceptar lo que le está sucediendo, sus cambios, su control sobre las emociones.
El desarrollo de la asertividad implica unas bases sólidas de autoestima y personalidad. Requiere el manejo correcto de sus derechos y responsabilidades para evitar crear seres poco asertivos, empáticos y solidarios.
Fga. Patricia Cedeño O.
Est. Doctorado en comunicación.
UNICLAU LAUDE
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